¿Cómo afecta la infección por Xylella la producción de aceite de oliva?
Desde el presente año 2017 los agricultores de las comunidades de Valencia y Andalucía han manifestado preocupación, ya que las actividades económicas asociadas al cultivo de olivos y de almendros se han visto afectadas a raíz de la infección por Xylella.
Quizás te hayas preguntado por qué algunos árboles empiezan a experimentar decaimiento y resequedad en sus hojas y tallos. Esta debilidad no disminuye por agregarle a los árboles más agua o abono, sino que este curioso fenómeno se debe a la incidencia de una bacteria llamada Xylella fastidiosa.
Como bien su nombre lo indica, este microorganismo termina por fastidiar la estructura interna de la planta, propiciando la gelificación y obstrucción de la savia bruta responsable de la realización de la fotosíntesis.
En todo caso es bueno aclarar que la Xylella no siempre es responsable de la debilidad de las plantas, lo que hace necesaria su detección para descartar cualquier tipo de inquietudes.
Cuando ocurre este tipo de irregularidades en el seno de la planta, se producen efectos adversos como el marchitamiento del árbol, la deficiencia en la producción de frutos, necrosis de las hojas y finalmente la muerte de los ejemplares.
Podríamos pensar que la infección por Xylella se desarrolla en toda clase de especies arborícolas, pero en realidad son ciertas plantas las que se encuentran más vulnerables a la infección, entre las que podemos nombrar a los naranjos, los almendros, adelfas y por supuesto los olivos.
¿Cómo se produce la infección por Xylella?
En primer lugar la Xylella fastidiosa no es capaz por sí misma de infectar a las plantas, ya que requieren de un vector que les permita ingresar en el interior de estos seres.
Los vectores están conformados por insectos de la familia Cicadelidae (Cigarras y Saltahojas) o Cercopoidae (Algunas cigarras, cocuyos y pulgones).
Tanto cicadélidos como cercópidos tienen la particularidad de tomar lugar en las hojas, de manera que ninfas y adultos se alimentan del xilema de la planta, esparciendo la bacteria internamente.
No todas las especies vegetales son susceptibles a la Xylella fastidiosa. Sin embargo cierto tipo de plantas actúan como huéspedes de este microorganismo, permitiendo que la bacteria se propague con mayor facilidad de una especie vegetal a otra.
Aún no se ha creado un tratamiento eficaz que actúe para eliminar la infección por Xylella, y las medidas que se han tomado para la erradicación del mal presente, están relacionadas con el desarraigo de las especies arbóreas.
La propagación de la infección por Xylella fastidiosa
El contagio por Xylella se efectúa únicamente por contacto directo del vector con la planta, aunque las hipótesis afirman que la difusión de la bacteria hacia los diversos rincones del planeta se debe al comercio y transporte de especies infectadas.
No es la primera vez que se habla sobre la infección por Xylella, ya que desde la década de los 70 en Estados Unidos se observó que las hojas de las vides presentaban necrosis por efectos del contagio bacteriano.
No obstante, otras partes del mundo se han visto perjudicadas con la presencia del microorganismo. En Taiwán la Xylella se puede encontrar en perales y viñas, mientras que en Italia se observó que la bacteria atacaba principalmente a olivos y plantas cercanas.
Son muchos los factores que pueden estar involucrados con la presencia de Xylella en España, pero lo cierto es que el primer punto de contagio lo conforman las Islas Baleares, y posteriormente la comunidad valenciana a través de la provincia de Alicante.
La relación de la Xylella con el cultivo de olivos en España
Los ecosistemas no se encuentran aislados, y si la bacteria Xylella ha sabido internarse en algunas especies vegetales del territorio español, los olivos no se encuentran exentos de una infección de esta clase.
Esto genera muchísima inquietud, ya que la producción y comercio de aceite de oliva es uno de los principales motores que impulsa la economía de España, y lo que menos se desea es que una plaga de tales magnitudes sea responsable de que los olivos sean arrasados.
Lamentablemente esa es una de las tantas resoluciones a las que han llegado las autoridades sanitarias ante la falta de control sobre la bacteria, pues una vez que toca el interior de la planta, los efectos son devastadores en un individuo o incluso en cultivos enteros.
Otra solución factible sería eliminar los vectores responsables del contagio por Xylella, pero digamos que también se encontraría en riesgo el carácter ecológico del aceite de oliva, teniendo en cuenta igualmente que este tipo de controles son poco eficaces.
Las acciones que se toman en la actualidad para el control de la Xylella
Muchos agricultores se han mostrado renuentes ante la posibilidad de eliminación de olivares enteros, pero en ocasiones es preferible tomar medidas que conlleven ciertos riesgos.
De momento no existe una acción correctiva que funcione para la erradicación de la Xylella o de sus vectores, pero de existir alguna sospecha de contagio, es deber de los agricultores comunicar a las autoridades de sanidad vegetal, a fin de que las plantaciones sean eliminadas.
No solamente los cultivos son eliminados, sino cualquier especie vegetal circundante que pueda albergar a los vectores y a las bacterias anexas.
Las medidas sanitarias se han endurecido de tal forma, que no cualquiera puede trasladar material vegetal, por lo que muchos productores deben poseer permisos especiales junto con su respectivo pasaporte fitosanitario.
Estados Unidos desde mucho tiempo ha acumulado esfuerzos para el control de la Xylella en viñedos, y por consiguiente España debería replicar las mismas voluntades para que el comercio del zumo de aceitunas se prolongue por más tiempo.
Hablar de la Xylella más que preocupación debe generar conciencia, sobre todo porque esta eventual emergencia representa una oportunidad de fortalecimiento para quienes producen aceite de oliva.
Solo resta tener un poco de paciencia para esperar una solución oportuna, que genere la menor cantidad de efectos adversos, donde los consumidores de aceites ecológicos no se vean afectados ante la posible escasez o ausencia del llamado “Oro del Mediterráneo”.