El Olivo y el Mundo Antiguo. Historia del Aceite de Oliva. (Parte I)
«Todo el Mediterráneo, sus esculturas y sus héroes barbudos, el vino, las ideas, los barcos, la luz de la luna, las gorgonas, los filósofos… todas estas cosas parecen surgir del sabor agrio y picante de las aceitunas negras entre los dientes. Un sabor más antiguo que la carne, más antiguo que el vino. Un sabor tan antiguo como el agua fría.»
Lawrence Durrell, escritor británico.
La historia del olivo está entrelazada de mitos y leyendas, guerras y tratados, comercio y cultura, teología, medicina y gastronomía. Sus orígenes precisos se pierden en la noche de los tiempos. Sin embargo, la aceituna podría considerarse como un auténtico punto de referencia de la propia civilización.
Mientras los primitivos cazaban y escarbaban, es decir mientras eran nómadas, no araban el suelo para cultivar. Sólo cuando se asentaron y comenzaron a crear cultura, tuvieron tiempo para plantar árboles y construir ciudades. No es extraño que las palabras “cultura” y “cultivo” tengan la misma raíz latina.
Así que no es un accidente que el olivo ocupe un lugar tan destacado tanto en la historia egipcia, griega y romana. ¿Quién descubrió por primera vez los usos de la aceituna, y cómo extraer su untuoso aceite? nadie lo sabe realmente.
Un hecho destacable es que la oliva verde no es comestible en su estado natural; necesita ser tratada con agua o salmuera para eliminar los glucósidos amargos.
Entonces cabe preguntarse, ¿las personas descubrieron las delicias del olivo comiendo su fruta negra madura, o quizás un día alguien recogió aceitunas que habían caído al mar? Preguntas que posiblemente nunca tendrán respuesta. Por ahora nos ocuparemos de lo que si sabemos con alguna certeza.
El olivo y los pueblos semíticos
Hay indicios de que el olivo fue cultivado por primera vez en Siria por una raza semítica, hace 6.000 años, ya que los registros muestran que la antigua región de Palestina era famosa por sus olivares y exportaba aceite a los antiguos egipcios.
La Biblia, como es lógico, contiene muchas referencias a los usos culinarios y religiosos de las aceitunas y el aceite de oliva. En el libro del Génesis la paloma enviada desde el arca por Noé regresó con una rama de olivo.
Desde ese momento la rama de olivo se convirtió en el gran símbolo de la paz, indicando el fin de la ira de Dios contra la humanidad. Y su reconocimiento por parte de Noé sugiere que ya era un árbol bien conocido.
El aceite de oliva a la luz de La Biblia
El significado religioso del aceite de oliva está documentado en el Libro del Éxodo, donde el Señor le explica a Moisés cómo hacer el aceite de unción; que es una mezcla de especias y aceite de oliva.
Durante la consagración, el santo aceite de la unción era derramado sobre las cabezas de reyes y sacerdotes, y todavía se usa hoy en día en la Iglesia Católica Romana, en los bautismos y en los últimos ritos para los moribundos.
El uso sagrado del aceite de oliva también se extendía a la preparación de los alimentos utilizados durante los sacrificios, como la harina amasada con aceite de oliva, que se menciona en el Libro del Levítico.
Otra referencia que muestra la importancia del aceite de oliva en los tiempos bíblicos se encuentra en el Libro de los Jueces. Los árboles querían elegir a un rey para que los gobernara, así que eligieron el olivo, pero el árbol se negó, diciendo: “¿Quieren que deje de dar mi aceite, con el que se honra a Dios y a los hombres, para hacerme grande entre los árboles?”
Sin embargo, el olivo ha tenido un gran significado para todas las religiones, y el Corán contiene este maravilloso pasaje:
«Allah es la luz de los cielos y la tierra. Su luz es como una hornacina en la que hay una lámpara; la lámpara está dentro de un cristal y este cristal es como un astro radiante. Se enciende gracias a un árbol bendito, un olivo que no es ni oriental ni occidental, cuyo aceite casi alumbra sin que lo toque el fuego. Luz sobre luz «.
El olivo y los egipcios
Se especula que el olivo ya existía y se cultivaba al oeste del Delta del Nilo. Otra posibilidad es que haya sido introducido en Egipto por los hicsos, una tribu semita, que invadió el Alto Egipto alrededor de 1650 a.C., y permanecieron durante unos 100 años antes de ser expulsados por el rey egipcio, Amosis.
Su comercio se menciona en los registros egipcios, las aceitunas están representadas en las pinturas de las tumbas, y se han encontrado ramas de olivo en los sarcófagos. Ramas de olivo incluso coronaban la cabeza del rey niño, Tutankamón.
Fue la diosa Isis, esposa del dios supremo Osiris, quien fue elogiada por dar a los egipcios el conocimiento necesario para cultivar los árboles y producir aceite. Pero su producción de aceite de oliva nunca llegó a igualar la de los griegos y romanos.
Aunque los egipcios utilizaban el aceite de oliva para cocinar y curar, en los registros griegos se dice que era de mala calidad. Por esto, quien podía permitírselo, prefería importar aceite de oliva de Siria o de Creta.
El olivo y la civilización minoica
Tablillas de barro inscritas que datan del año 2500 a.C., de la Creta en tiempos del rey Minos, son algunas de las referencias más antiguas que se conservan sobre el aceite de oliva. Mencionan diferentes tipos de aceite, así como los usos que hacían de ellos.
El palacio de Knossos era el centro de la vida económica y contenía una cámara especial con cientos de ánforas, algunas de casi 1,5 metros de altura, en las que se almacenaba el aceite de oliva. Las ánforas todavía pueden verse hoy en día.
En el apogeo del comercio cretense con las islas del Mediterráneo oriental y Egipto, estas ánforas, algunas de las cuales contenían vino y aceite de oliva, funcionaron como una moneda de cambio minoica que era valiosa en todo el Mediterráneo.
El olivo, los fenicios y la introducción a Iberia
Tras la caída del poder cretense en 1200 a.C., los fenicios se convirtieron en los maestros del comercio en el Mediterráneo.
Por esta época, los fenicios enseñaron a los griegos a utilizar el aceite como fuente de luz y a hacer las lámparas de terracota necesarias para quemar el aceite.
En el siglo V a.C., los griegos y los fenicios eran grandes exportadores de aceite de oliva y la aceituna se introdujo en las costas de los países del Mediterráneo occidental, en el curso de sus rutas comerciales hacia España.
En la próxima entrega te mostraremos los aportes que hicieron otras civilizaciones a la cultura del olivo, la que a su vez dispone de un reconocimiento que no tienen otros productos sobre la faz de la tierra.